domingo, 19 de abril de 2020

En la ducha

   El día había sido muy desapacible, lloviznando, frío, total que estaba deseando llegar a casa, para quitarme la ropa, meterme un rato a la ducha y luego ponerme ropa seca y limpia, y para colmo de los manos con el frío y la humedad, los dedos no me respondían.
   Al llegar a casa, Inma, me recibió algo sorprendida ya que no me esperaba tan pronto, pero en cuanto me vio, comprendió perfectamente, y me pregunto si podía ayudarme en algo, "puedes enjabonarme la espalda" le dije esbozando una sonrisa, lo que provoco en ella un gran rubor.
   La casualidad hizo que nuestros caminos se cruzaran en un mal momento para ambos, ella estaba totalmente desahuciada tras un duro divorcio, en el que perdió hasta la custodia de su niño y yo trataba de superar el impacto de la fugaz enfermedad que en meses me transformó en feliz hombre casado en viudo.
   Pero aquella tarde, iba a ser diferente, mientras me duchaba note como se abría la puerta del baño, pero pensé que no la habría cerrado bien y se habría abierto un poco, pero de repente no pude evitar dar un respingo al sentir como unas manos me frotaban la espalda, me volví y allí estaba Inma, aún más ruborizada que antes al ser descubierta, pero sin dar lugar a mediar ninguna palabra ella huyó y se encerró en su cuarto, así que termine mi ducha y una vez seco, acudí a la cocina a prepararme un caldo caliente y para mi sorpresa allí tenía una cazuela con un rico caldo humeante.
   En mitad de mi cena, Inma salió de su habitación y me pidió disculpas si me había molestado, le dije que no, simplemente que me sorprendió, entonces ella me contó que llevaba años leyendo relatos acerca de la sumisión y que como la estaba tratando tan bien, no le importaría que fuera su Dominus, ante lo cual no pude evitar contarte que durante algún tiempo yo había tenido ese rol, pero que en todo caso me dejara pensarlo... la idea me seducía bastante y por otro lado, me parecía una buena forma de ayudarla a estabilizar y reconducir su vida...