Era la víspera de su marcha y no habíamos mantenido esa "importante conversación" que debíamos de tener, así que al acabar de recoger la mesa tras la comida le saqué el tema, bien es cierto que por su comportamiento durante aquellos días, era bastante previsible que a esa relación le quedaba poco futuro, pero como personas adultas debíamos de afrontarlo, ella se deshizo en elogios hacia mi persona, pero expreso sus miedos y temores, dejando las puertas entreabiertas.
Terminada la conversación, reconozco que me puse algo tonto y tenía ganas de ella, entonces lanzó una pregunta, "¿crees que es conveniente?" ambos empezamos a teorizar acerca de lo adecuado o no de amarnos una vez más, en aquella disertación, nos habíamos ido acercando cada vez más, sobre todo ella aproximandonos al dormitorio, de forma que ella me arrincono contra la cama...
Y allí desato su furia, me sorprendio besando mis labios con pasión, sus manos se afanaban es desnudarme, quitandome la camiseta, desabrochando el pantalón y sobando mi polla por encima de mi slip, mis manos tampoco se quedaron atrás y acariciaban su cuerpo, buscando el contacto de piel con piel que tanto nos gustaba, pero en ella se había desatado la fiera que toda mujer lleva dentro, me tumbo sobre la cama, y mientras que con las manos me acariciaba el torso y piernas, con la boca besaba mi polla, con una erección impresionante, tanto que empezó a chupar el capullo sin quitar el slip, con fuerza y fiereza chupaba, lamía y comía mi polla, se la introducía en la boca para sacarla con toda dulzura que podía, haciendo de aquel un momento único a la par que hacía perder la noción del tiempo entregandonos ambos al disfrute y el placer, llego un momento que se quito la braga y se sentó sobre mi cabeza, sabía que aquello me vuelve loco, me afane en comerselo bien rico, acariciando con la punta de mi lengua sus labios sintiendo su humedad y como su joyero se abría para mi, sentía su placer cuando lo rozaba con la punta de la lengua, tuvo su primer orgasmo, se sonrio, cogió un condón de la mesilla colocandolo con todo el arte que ella sabía y se puso a horcajadas sobre mi pelvis, acarició con mi falo erecto su coño, hasta que él sólo encontro el camino a su interior, una vez dentro de ella, empezó a cabalgarme, lo hizo como nunca hasta ese momento lo había hecho, con entrega sentía sus espasmos y como su coño se contraía como queriendo succionar mi polla, llego a su segundo orgasmo y momentos después llegaba mi corrida, se tumbó a mi lado, nos sonreímos, un momento de mimos, le dije lo maravilloso que había sído e instantes después a ella le entró la prisa, yo no sé si fue lo conveniente, peso sí que aquel fue nuestro último polvo y ella se entregó al máximo en su polvo de despedida, a pesar del paso de los años lo sigo recordando.
Terminada la conversación, reconozco que me puse algo tonto y tenía ganas de ella, entonces lanzó una pregunta, "¿crees que es conveniente?" ambos empezamos a teorizar acerca de lo adecuado o no de amarnos una vez más, en aquella disertación, nos habíamos ido acercando cada vez más, sobre todo ella aproximandonos al dormitorio, de forma que ella me arrincono contra la cama...
Y allí desato su furia, me sorprendio besando mis labios con pasión, sus manos se afanaban es desnudarme, quitandome la camiseta, desabrochando el pantalón y sobando mi polla por encima de mi slip, mis manos tampoco se quedaron atrás y acariciaban su cuerpo, buscando el contacto de piel con piel que tanto nos gustaba, pero en ella se había desatado la fiera que toda mujer lleva dentro, me tumbo sobre la cama, y mientras que con las manos me acariciaba el torso y piernas, con la boca besaba mi polla, con una erección impresionante, tanto que empezó a chupar el capullo sin quitar el slip, con fuerza y fiereza chupaba, lamía y comía mi polla, se la introducía en la boca para sacarla con toda dulzura que podía, haciendo de aquel un momento único a la par que hacía perder la noción del tiempo entregandonos ambos al disfrute y el placer, llego un momento que se quito la braga y se sentó sobre mi cabeza, sabía que aquello me vuelve loco, me afane en comerselo bien rico, acariciando con la punta de mi lengua sus labios sintiendo su humedad y como su joyero se abría para mi, sentía su placer cuando lo rozaba con la punta de la lengua, tuvo su primer orgasmo, se sonrio, cogió un condón de la mesilla colocandolo con todo el arte que ella sabía y se puso a horcajadas sobre mi pelvis, acarició con mi falo erecto su coño, hasta que él sólo encontro el camino a su interior, una vez dentro de ella, empezó a cabalgarme, lo hizo como nunca hasta ese momento lo había hecho, con entrega sentía sus espasmos y como su coño se contraía como queriendo succionar mi polla, llego a su segundo orgasmo y momentos después llegaba mi corrida, se tumbó a mi lado, nos sonreímos, un momento de mimos, le dije lo maravilloso que había sído e instantes después a ella le entró la prisa, yo no sé si fue lo conveniente, peso sí que aquel fue nuestro último polvo y ella se entregó al máximo en su polvo de despedida, a pesar del paso de los años lo sigo recordando.
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